¡Día 1126, y el primer día en la Comic-Con se siente como un videojuego en modo difícil!
Hoy, el teléfono de Stephanie sonó, pero esta vez no con un simple mensaje. Fue una llamada. Era Amber, su mejor amiga, con una voz llena de emoción. "¡Ya estoy afuera, Supergirl! ¡Baja, tenemos un mundo que salvar... o al menos, una Comic-Con que dominar!"
Cuando Amber entró, me quedé sin palabras. Era una Boa Hancock de One Piece perfectamente personificada. Sus padres, siendo japoneses, le habían ayudado con cada detalle. El kimono, la capa, incluso el peinado y los pendientes, todo era una obra de arte. La atención que Amber recibía en sus recuerdos era casi tan intensa como la de una modelo, y era fácil ver por qué.
El Desfile de Héroes y el Primer Problema del Día
Una vez en el evento, el ambiente era electrizante. La gente se nos quedaba viendo, no solo a mí como Supergirl, sino también a Amber como Boa Hancock. La figura imponente de Hancock y el carisma natural de Amber atraían miradas y pedidos de fotos. Era como si camináramos por nuestra propia alfombra roja.
Todo iba de maravilla hasta que un "fan" se nos acercó. Empezó a tomar fotos sin permiso, a hablar de una manera demasiado cercana y a hacer comentarios inapropiados sobre nuestros cuerpos y nuestros disfraces. Mi instinto de Alejandro me decía que lo enfrentara, pero mi cuerpo de Stephanie, y la propia Amber, ya sabían cómo lidiar con esto.
Con una mirada de hielo, Amber se paró delante del tipo, y en un tono calmado pero firme, le dijo: "Mis fotos no son gratis, y mi tiempo no es tuyo. Si no vas a ser respetuoso, por favor, sigue tu camino". El fan se quedó mudo. No esperaba esa respuesta. Se alejó avergonzado, y nosotras seguimos nuestro camino. Fue un recordatorio de que, incluso en un mundo de fantasía, las realidades del acoso existen, y de que no todas las heroínas llevan capa.
El Día a Día de un Cosplayer: Fotos, Pausas y Amistad
El día continuó con una maratón de fotos. Nos movíamos de stand en stand, posando con otras personas disfrazadas de héroes, villanos y personajes de anime. En el stand de DC, la atención que recibí como Supergirl fue abrumadora. Las personas se acercaban, querían una foto conmigo, y yo, con la confianza que había ganado en el cuerpo de Cecilia, les daba mi mejor sonrisa.
Pero no todo fue glamour. Entre fotos y poses, teníamos nuestros momentos de "humanidad". Íbamos al baño para retocarnos el maquillaje, estirarnos, y comer algo rápido para mantener la energía. Y en esos momentos de descanso, hablábamos. Amber, que sabe todo sobre mí (Stephanie), me recordaba detalles de nuestra vida, me preguntaba sobre mi estado de ánimo, y yo, por mi parte, solo podía escuchar y asentir, tratando de absorber todo lo que podía sobre esta nueva persona que soy.
El Final del Primer Día: Una Experiencia Completa
El día terminó con una sensación de cansancio, pero también de pura euforia. Volvimos a casa, nos quitamos los disfraces y nos sentamos en el sofá, agotadas, pero con los teléfonos llenos de fotos y con miles de recuerdos nuevos. Mi debut como Supergirl, con el apoyo de la majestuosa Boa Hancock, fue un éxito rotundo.
Aprendí que ser un cosplayer no es solo ponerse un disfraz; es una comunidad, es una actuación, y es tener el valor de defenderse cuando es necesario. Y me di cuenta de que, en esta extraña vida que me ha tocado vivir, los lazos de amistad son una constante que me ayuda a seguir adelante.
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Day 1126, and the first day at Comic-Con feels like a video game on hard mode!
Today, Stephanie's phone rang, but this time not with a simple message. It was a call. It was Amber, her best friend, with a voice full of excitement. "I'm outside, Supergirl! Come down, we have a world to save... or at least, a Comic-Con to dominate!"
When Amber came in, I was speechless. She was a perfectly personified Boa Hancock from One Piece. Her Japanese parents had helped her with every detail. The kimono, the cape, even the hairstyle and the earrings—everything was a work of art. The attention Amber received in her memories was almost as intense as that of a model, and it was easy to see why.
The Parade of Heroes and the First Problem of the Day
Once inside the event, the atmosphere was electric. People stared at us, not just at me as Supergirl, but also at Amber as Boa Hancock. Hancock's imposing figure and Amber's natural charisma attracted glances and photo requests. It was as if we were walking our own red carpet.
Everything was going great until a "fan" approached us. He started taking pictures without permission, talking in a way that was too close, and making inappropriate comments about our bodies and our costumes. My Alejandro instinct told me to confront him, but my Stephanie body, and Amber herself, already knew how to handle it.
With an icy stare, Amber stood in front of the guy, and in a calm but firm tone, she said, "My photos aren't free, and my time isn't yours. If you're not going to be respectful, please, move along." The fan was left speechless. He didn't expect that response. He walked away, embarrassed, and we continued on our way. It was a reminder that, even in a fantasy world, the realities of harassment exist, and not all heroines wear capes.
A Cosplayer's Daily Life: Photos, Breaks, and Friendship
The day continued with a photo marathon. We moved from booth to booth, posing with other people dressed as heroes, villains, and anime characters. At the DC booth, the attention I received as Supergirl was overwhelming. People approached, wanting a photo with me, and I, with the confidence I had gained in Cecilia's body, gave them my best smile.
But it wasn't all glamour. Between photos and poses, we had our moments of "humanity." We went to the bathroom to touch up our makeup, stretch, and grab a quick bite to keep our energy up. And in those moments of rest, we talked. Amber, who knows everything about me (Stephanie), reminded me of details about our lives, asked me about my mood, and I, for my part, could only listen and nod, trying to absorb everything I could about this new person I am.
The End of Day One: A Complete Experience
The day ended with a feeling of exhaustion, but also pure euphoria. We went back home, took off our costumes, and sat on the couch, exhausted but with our phones full of photos and thousands of new memories. My debut as Supergirl, with the support of the majestic Boa Hancock, was a resounding success.
I learned that being a cosplayer isn't just about putting on a costume; it's a community, it's a performance, and it's having the courage to stand up for yourself when necessary. And I realized that, in this strange life I've been given, the bonds of friendship are a constant that helps me keep going.
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